Si tuviera que
expresar un deseo sólo, sería este:
Que cuando me toque
morir, la gente que quiero y me quiere, no esté triste sino feliz.
Que sea una
celebración de los momentos compartidos, de la risa y los abrazos,
de la música.
Que no le den
importancia a la forma de la muerte, aquello que es sólo una
eventualidad.
Lo importante es
que es un momento trascendente, como el nacimiento, y como él,
debe recordarse con
alegría.
Y digo todo esto
porque he vivido de manera tan intensa y linda, que soy infinitamente
feliz.
En cada momento han
sido tantos los paisajes, las cosas ricas y los olores.
Los pensamientos
inesperados y las visiones, que me llevaron todavía más allá,
a lo
inaccesiblemente sutil y a lo sublime.
Todos nosotros
pasamos por este mundo por un brevísimo tiempo,
ha sido para mí un
inmenso honor compartirlo con todos ustedes a los que amé
y en este planeta
tan maravilloso.
Quedaron muchas
cosas por hacer
(las estamos
haciendo)
A vivir!
n-
13-VIII-2012
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