viernes, 10 de mayo de 2013

Diario de Vicuñas - Parte I: "Pasando por Salta"






'Dedicado a la memoria de Juan Balderrama'

                                                      






Noviembre 2012
Domingo18                                                          

                                                                                                            ca. 10.30hs
Regreso a Salta la linda.
Mi anterior y fugaz visita estuvo repleta de éxitos y suertes increíbles y vengo recordándola durante el viaje. 
Quisiera decir algo de ese viaje anterior...
Aquella breve estadia de dos días y dos noches se había originado con la excusa de exponer algunos resultados sobre metacognición (aprender a aprender) en unas jornadas  de ingreso universitario. Pero no bien llegué a la universidad y la perspectiva de actividades se engrosó notablemente. Estaba llegando tarde y las jornadas ya estaban inaugurando hace como dos horas. Antes de entrar al aula magna, una señorita me dio un número sin decirme nada y me mandé. No bien comienzo a entrar por la fila de asientos intentando ubicarme y molestando a todo el mundo cuando en el frente dicen con voz fuerte mi número... ¿Qué hago? ¿Para que es esto?? Le pregunté a cualquiera de los que estaban ahí con mi bolso pegado a sus narices mientras intentaba pasar por el estrechísimo espacio entre las filas de asientos (aprovecho para preguntar: ¿cuando será el día que hagan un auditorio en el que no haya que bajar del techo en rapel para poder acomodarse en una silla del medio de la fila?¿no se dan cuenta que no sólo no se puede caminar sino que una vez sentado quedan las rodillas contra el respaldo del de adelante, no te podés mover y quedás ahí enlatado hasta que salgan todos?). La cuestión es que era, por supuesto, un sorteo. No sé ni que sorteaban pero algo me había ganado, así que oootra vez de vuelta con el bolso por toda la fila, esta vez marcha atrás. Subo al escenario. Era una entrada para la filarmónica de Salta o algún tipo de orquesta así. Satisfactorio, ya tenía algo que hacer en la tardecita.
Igual a nadie le importaba mucho ese premio. Había como 20 entradas y nadie parecía mostrar interés, estaban todos esperando el sorteo final que eran tres entradas para el teleférico del cerro San Bernardo que está ahí casi en medio de la ciudad. No sé si serán muy caras las entradas o muy lindo el cerro, pero todos gritaban "teleféricooo!" con algarabía desproporcionada a la situación según mi criterio. Más todavía gritaban cuando ya quedaba la última de esas tres entradas y también, inutilmente gritaban, porque los números seguían participando y no va y sale otra vez el mío!. "Eeehhh...!", se escuchó en el salón cuando subí otra vez al escenario. Pero bueno viejo, la suerte es la suerte, que se le va a hacer. Así que ahora también tenía programa para la tarde del segundo día. Lo único que me faltaba para el combo completo de las jornadas era el cierre con cena en la peña de Balderrama, que al parecer no les dió ni para sortear una porque les habían arrancado la cabeza por reservar mesas vip frente al escenario y salía como 200 mangos la tarjeta. Ni loco. Mucha peña histórica, mucho que te atiende el viejo Balderrama en persona, que el mejor folklore salteño, lo que quieras. Pero en medio de un viaje tan ajustado como fue ese, clavarse dos julio argentino roca en una cena no daba ni a palos. 
Igual, inútil fue también negarme a todo ese lujo, porque al día siguiente mientras paseaba por el Teleférico charlando con las otras dos profes ganadoras que me acompañaban sucedió que... "¿Nos vemos en la cena?... ¿cómo que no!?... Pero, daaale... Nosotras tenemos una tarjeta de más, tomá". Y bueno, hay que saber aceptar las cosas a veces...je. Cartón lleno.  


La peña de Balderrama es uno de los lugares en los que se percibe una profundidad, donde ha pasado historia y eso se exuda por las paredes literalmente, porque están tapadas de fotos, afiches de recitales y otras cosas. Mucha música, vino exquisito y locro, brindis con Oyarbide de punta en blanco, decenas de versiones de la Zamba de Balderrama de cada grupo que pasaba por el escenario y al final carnavalito boliviano para terminar bailando. Cosas que uno sufre cuando tiene que hacer un viaje por trabajo, que va a ser. Ah! ¿y el viejo Balderrama? Estaba sentado inmóvil atrás de una registradora antigua y todo el mundo en fila para sacarse una foto con él. Cuando en un momento desesperado me acerqué al mostrador a preguntar porque todos los de mi mesa se estaban zampando un locro salteño menos yo, estaba el viejo ahí sólo, con la mirada medio perdida. "¿Una foto joven?" No, mire... vengo a preguntarle si no sabe algo de mi locro que me parece que se lo olvidaron. "Seguro joven, ya nomás le mando uno p´ allá". Y así fue. Capo el viejo.
La cuestión es que todo aquello son recuerdos y lo cierto es que acá estamos en Salta otra vez, revisitándola, esta vez con menos tiempo todavía porque tengo que conseguir lugar en el primer cole que pueda y partir rumbo a Jujuy. Una vez allí tengo que agarrar otra vez el primero que salga para La Quiaca y después llegar ya ni sé de que manera, al poblado de Santa Catalina, el pueblo estable más norteño de la Argentina y lugar donde se realizará luego de muchos años, un arreo y esquila comunitario de vicuñas. Para ayudar y conocer como es esta actividad ancestral es que estamos hoy embarcados en este viaje, invitado por la gente de la universidad de Luján, que está metida en la organización de todo esto. En esa facu hay un grupo que se llama VICAM (Vicuñas, Camélidos y Ambiente) y que estudian todo este tipo de bichos desde varios puntos de vista, biológico, antropológico y desde la producción, por nombrar algunos.
Pero por ahora, inconsciente de lo tarde que se está haciendo, estamos acá en el parque del aeropuerto abajo de un morero (¿o moral...?) con un pastito lindo lleno de moras tiradas que me acabo de dar cuenta, dejarán una impronta interesante en mi pantalón una vez que me levante. No reparé en ello antes, que va a ser...
Antes de aterrizar y justo cuando estaba por hacerlo, el avión tuvo que realizar una "maniobra de escape" debido a una inestabilidad en el frente de aire proveniente de la sierra. Todo esto por palabras del comandante, por supuesto, no me pidan que explique más porque ni idea, lo cierto es que ya estábamos con las ruedas abajo y la pista enfrente cuando de repente aceleró las turbinas al taco y empezamos a subir a lo bestia. Después dimos unas vueltas alrededor de la sierra un buen rato y bajamos otra vez. Estuvo divertido.
El tema este del pastito y el Moral (no "la moral") sucedió porque aunque estoy apurado por ir a conseguir un cole, no deja de maravillarme el enjambre de sonidos de los lugares del norte. Apenas caminar por este parque y ya son tantos los sonidos que se mezclan, que no queda otra que sentarse un poco a escuchar, porque sino no se puede, no da entrar al bardo de la ciudad de golpe, perdiéndose todo esto. Primero que debe haber no sé cuantos tipos de chicharras diferentes, yo distingo al menos tres: una constante como la del monte patagónico pero más aguda, otra de esas que son tipo regador por aspersión y una muy curiosa, de sonido grave y discontinuado que parece una persona cuando asiente o le gusta algo que hace "Mmmh..." (che, no habrá alguien escondido por acá atrás haciéndose el gracioso no? porque además del "mmh..." ya van dos morazos que me dan en la cabeza y no estoy seguro que hayan venido en caída libre).
Después están los pájaros que son los que me hicieron decidirme a sentarme un rato acá. Hay muchísimos y son muy confianzudos. Entre los conocidos y comunes como gorriones y torcazas (pobres... no gozan de mucha hinchada estos, vieron?) también hay dos de los que más me gustan: benteveos y horneritos. Y después pajaritos que parecen tipo canarios, así de exposición, con colores amarillos muy vivos y el más zarpado de todos que se puso en un ceibo cercano al morero/moral y por eso me senté acá, fue una pareja de tijeretas o no sé si se llaman así pero uno tiene una cola larguísima dividida en dos, impresionante. Uno era gricesito y no lo ví bien y el otro blanco con todos bordes negros o azules oscuros. Bueno, basta de contemplación que todavía faltan cientos de kilómetros, sino cuando lleguemos ya van a estar todas las vicuñas peladas ya.

18.30hs Tarde - Noche

El valle que une Salta con Jujuy es muy lindo. 
Aunque de una vegetación mucho más seca, la fisonomía de sierra boscosa me recuerda un poco a algunos tramos de las yungas bolivianas, salvando las distancias en cuanto a humedad, ya que los bosques de Bolivia tienen mucha agua. Cada tanto hay unos cuadrados en la tierra, muy parejitos y llenos de agua, no sé si serán para riego o para que los utilizarán. También ví algunas vacas pero sobre todo cabras. 
Pasamos algunos lugares... Güemes, Palpalá. De pronto el valle hace un abrupto escalón y aunque el camino sigue por el valle, es más alto ahora y la vegetación cambió completamente. Ya no hay más bosque sino que es árido con plantas bajas y cactus muy altos. Comienzan a aparecer cerros con partes coloradas y también uno todo rojo. Es muy bonito, aún cuando se percibe una cierta dureza en el paisaje. Hay muchas casas de adobe y también construcciones hechas con piedras tipo pircas... cerca de Tilcara saqué una foto que lucía así:


Cuando pasamos por Humahuaca era de noche, así que ya no pude ver como se veía el paisaje. Después vino "Abra Pampa", "Puesto del Marques" y todavía seguimos viajando, aún no llegamos a La Quiaca. En este último lugar que pasamos observé que había mucha agua acumulada en las banquinas y calles, así que tal vez estuvo lloviendo. Además hace rato que vengo viendo luces repentinas que pueden ser relámpagos así que debe de andar tormenteando porái che...
Algo que me olvidé de decir es que apenas llegué al centro de Salta hoy temprano, no saben lo que ví... ¡el cerro del Teleférico está todo quemado!! Tan lindo bosque que era, está todo seco y hecho carbón ahora. Además el fuego llegó justo hasta la línea de las casas! Le pregunté a un señor y me dijo que fue el año pasado cuando hubo viento zonda, que se prendieron varios focos y con terrible viento no se podía hacer nada para apagarlo. También me contó que hoy se juega un clásico en Salta y que se arma terrible lío de gente. Se trata de Gimnasia y Tiro de Salta vs. Central Norte, "los cuervos", que están obligados a ganar porque vienen últimos y además porque gimnasia es el clásico y viene puntero en el campeonato.
Como habíamos anunciado apenas unos renglones atrás, la tormenta andaba cerca y finalmente se largó. Lluvias fuertes pero de corta duración y relámpagos fortísimos con sus respectivos truenos que te hacen cagar hasta las patas porque parece que están explotando acá arriba del techo del cole nomás. Espero no colisionemos contra ningún rayo, sino este diario terminará icinerado inevitable y prematuramente. Nos vemos.

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